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En la pasada feria del Libro de Cali, en conversatorio con Alejandro Ulloa, con el sello editorial de la Universidad del Valle, el autor Carlos Fajardo Fajardo, hizo presentación del libro “Crónicas Noveladas de Cali”.
Nacido en Cali, bachiller del Santa Librada, filósofo de la Universidad del Cauca, profesor universitario jubilado en la universidad Distrital de Bogotá, poeta, escritor de varios libros de poesía y ensayo, colaborador del Monde Diplomatique y otras revistas y medios de comunicación, como Proclama del Pacífico, en esta obra incursiona en la narrativa en la modalidad de crónica histórica ficcionada, partiendo de hechos reales vividos por sus antepasados incorporados a los relatos, antiguos personajes de la ciudad y extranjeros que la visitaron desde mediados del siglo XIX y escribieron sobre ella y, especialmente, sobre el agitado caserío que se formó en un sector de la hacienda El Vallado y que después sería el barrio San Nicolás.
A lo largo de las crónicas, algunas ilustradas por pinturas y fotografías del Cali viejo, discurre la historia no sólo de la formación de la ciudad, desde la época de la liberación de los esclavos en el gobierno de José Hilario López en 1851, sino también de las numerosas guerras civiles que se desencadenaron a partir de entonces, entre conservadores que no querían perder sus privilegios heredados desde la Colonia y los liberales, como Faustino Fajardo, el tatarabuelo del autor y uno de los fundadores de lo que hoy es el barrio San Nicolás.
En medio del odio y radicalización de posiciones fue común que los caleños de esos años convulsos se alinearan en ambos bandos: unos por mantener el statu quo; otros en los ejércitos que luchaban por la autonomía de sus regiones frente a la capital Bogotá, por el derecho al voto universal, la libertad de empresa, la libertad de cultos, la educación laica independiente de la iglesia católica, la libertad de imprenta, el divorcio y otros que tuvieron vigencia cuando en 1863, después de la guerra civil que ganaron los liberales, fue adoptada la Constitución de Rionegro y fueron derogados después de la guerra de 1885, ganada por los conservadores y además fue impuesta la Constitución de 1886 y el Concordato con la iglesia católica, en el gobierno de Rafael Núñez, antiguo liberal transmutado en conservador.
En las amenas y documentadas crónicas, además de conocer una visión de la evolución de la ciudad a través de las memorias y vida de los antepasados del autor, encontramos hitos históricos, como la llegada del ferrocarril a Cali, del primer automóvil, los conflictos con curas ultragodos que censuraban los bailes en El Vallado y que los estudiantes de Santa Librada, para la clausura, representaran una obra de teatro; la mirada de extranjeros de paso, entre otras historias.
Es el rescate de la memoria viva de varias generaciones, no ceñida a los rígidos cánones de la investigación…