A finales de cada año, Control Risks publica RiskMap, su pronóstico de los principales riesgos que enfrentarán las empresas a nivel global en el próximo año.
La tarea es difícil en esta coyuntura mundial tan convulsionada, con un sinnúmero de candidatos para quedar en la lista de los top cinco. Sin embargo, uno de los riesgos principales que identificamos para el próximo año logra capturar bien el momento geopolítico tan delicado que vivimos y sus implicaciones—a veces indirectas y difíciles de anticipar—para las empresas.
Se trata de la “geopolítica de las líneas rojas”. ¿Qué quiere decir esto?
Se refiere al entorno geopolítico actual, en donde las líneas rojas—es decir, estas acciones, decisiones, y medidas que los estados y actores no estatales no se atreven a tomar (o por temor de represalia o por respeto a las normas de conducta en las relaciones internacionales)—dejan de ser una limitación vinculante a su comportamiento.
Desde la guerra entre Rusia y Ucrania hasta la conflagración en el Medio Oriente y las crecientes tensiones en el Mar de China Meridional, se evidencia un patrón de transgresiones repetidas y mayor toma de riesgos. Estas acciones muchas veces están calibradas para mantenerse a borde de las líneas rojas—sin cruzarlas, para evitar provocar una gran escalada. El problema es que es difícil saber con precisión dónde quedan las verdaderas líneas rojas en la geopolítica.
Aun cuando no provocan una gran escalación, estas dinámicas suelen generar consecuencias imprevistas con importantes implicaciones estratégicas. La sorpresiva caída del régimen de Bashar al Asad a principios de este mes lo ilustra muy bien. Los ataques constantes de Israel contra Hezbolá e Irán a lo largo del último año debilitaron significativamente a los principales aliados del dictador siriano, dándole una ventana de oportunidad a las fuerzas rebeldes lideradas por Tahrir al-Sham.
Estos ataques, a su vez, destacan el debilitamiento de unas líneas rojas importantes. Ocurrieron en el contexto de la primera confrontación directa entre Israel e Irán y reflejan el deterioro de la influencia de Estados Unidos, que intentó sin éxito limitar las acciones bélicas del gobierno de Benjamin Netanyahu en varias ocasiones durante 2024.
Lo que viene para América Latina y Colombia
Es fácil pensar que América Latina y Colombia se quedarán alejados de estas dinámicas globales. Pero la geopolítica de las líneas rojas hará sentir su presencia en esta región también en 2025.
Veamos un par de casos. Con el retorno de Donald Trump a la Casa Blanca, se espera una postura más impredecible y unilateral hacia China. Si bien es posible que Trump eventualmente busque un gran acuerdo con Beijing, es probable que tome medidas más agresivas…