¿HABRÁ “VICKINETA” Y HASTA DÓNDE LLEGARÁ?
Ya es oficial: Victoria Eugenia Dávila de Gnecco, conocida como Vicky, es, a partir de este momento, precandidata presidencial. Se trata del primer golpe de opinión del sector de la derecha y la ultraderecha que representan los clanes Gnecco y Gilinski, actores económicos y políticos de la sociedad civil que financiarían la aventura electoral de la “periodista-periodista”. Recordemos que Dávila tiene vínculos familiares con el clan manejado por la cacica Cielo María Gnecco Cerchar. Varios de sus miembros, incluida la matrona Cielo, fueron investigados y acusados de paramilitarismo y corrupción pública; y con el clan Gilinski tiene relaciones laborales y simpatías ideológicas que confirman su militancia en la derecha y sus actitudes arribistas y clasistas. Sobre esto último, baste con recordar su más reciente descache clasista: se burló del abogado Miguel Ángel del Río Malo por haber sido
Todo indica que los líderes de esos dos clanes políticos quieren competir en principio con el uribismo para ver con cuáles de los precandidatos se presentarán a la contienda electoral de 2026. De parte del Centro Democrático (CD), ya se lanzaron María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Miguel Uribe Turbay, quienes de manera temprana ya andan en disputas intestinas para ver quién de los tres logra cautivar al dueño de esa colectividad, el expresidente y expresidiario Álvaro Uribe Vélez.
No se puede descartar a Claudia López Hernández quien podría ser la candidata por la que el expresidente antioqueño plante “pelea” a los dos clanes que apoyan a su adorada Vicky. Aunque López Hernández ya dejó de ser “anti uribista”, podría insistir en consolidar una fuerza política de “centroderecha”, sin que ello signifique alejarse del todo del uribismo y de los clanes Gnecco, Gilinski y el GEA. Hernández es camaleónica. También hay que contar con el vetusto delfín de Germán Vargas Lleras, quien terminará jugando con los voticos que arrastre, para que le entreguen un par de ministerios. No puede aspirar a más.
Eso sí, habrá que esperar la jugada política del GEA para completar el tablero de aspirantes con los que la derecha sí o sí llegará unida al 2026 con un propósito claro: recuperar la Casa de Nari para echar para atrás lo hecho por el gobierno progresista de Petro en materia de reformas agraria y ajustes al modelo de salud, entre otras políticas y acciones; por ejemplo, aquellas con las que se beneficiaron a las JAC que participación en la recuperación de vías terciarias. A lo mejor los empresarios antioqueños insisten con Sergio Fajardo, el ya eterno candidato presidencial del medroso Centro político, para finalmente acercarse a Claudia López Hernández.
Mientras el tablero se completa y se definen alianzas electorales basadas en simpatías ideológicas e intereses de clase, es preciso imaginar qué podría…