En el artículo anterior nos referimos a las recomendaciones SEPAR sobre la práctica del Lavado Bronquioloalveolar LBA, componentes normales del mismo, complicaciones, contraindicaciones y utilidad clínica.
En el presente artículo queremos enfatizar en el manejo de la muestra del LBA, desde su toma, transporte y procesamiento, hasta su análisis, puesto que del buen manejo de estas circunstancias depende el rendimiento que podamos obtener.
El artículo refleja la experiencia adquirida en el departamento de patología del Hospital Santa Clara de Bogotá durante algunos años de trabajo, con las adaptaciones inherentes a las limitaciones del medio, lo cual lo vuelve no solo útil sino también muy práctico. (Lea también:
Paulina Ojeda, MD*,
José G. Bustillo, MD**
* Jefe dpto de Patología Hospital Santa Clara. Bogotá – Profesora asistente Universidad El Bosque. Bogotá. Patóloga Fundación Cardio Infantil.
** Coordinador Departamento de Medicina Interna Hospital Juan N Corpas. Docente Universidades La Sabana, Javeriana y El Bosque.
Introducción
El punto básico en el análisis de un LBA, es la abolición del moco de la muestra, lo cual se logra descartando la primera alicuota aspirada durante el lavado y posteriormente filtrando con doble gasa antes de su centrifugación.
Es importante su abolición no solo porque lleva consigo células inflamatorias que alterarían el conteo diferencial celular, sino porque además puede dar lugar a falsos positivos en la investigación de Neumocistis Carini.
Recolección y procesamiento de la prueba
La muestra obtenida debe recogerse en recipiente plástico para evitar la adherencia de células al vidrio y de esta manera no alterar el recuento celular. No necesariamente debe transportarse entre hielo, depende del clima y mas que el transporte, es importante su rápido procesamiento.
En nuestra experiencia, la demora en el procesamiento lleva a proliferación bacteriana y de hongos, lo cual hace a la muestra no adecuada para diagnóstico.
Una vez filtrada la muestra se centrifuga en tubo plástico a 2.500 rpm por 5 minutos, posteriormente se descarta el sobrenadante cuando no se dispone de medios para su análisis y se realiza un análisis macroscópico del sedimento, ya que en algunos casos sirve de guía para solicitar coloraciones especiales complementarias que contribuyen al diagnóstico.
Por ejemplo, en la figura 1, se muestra un LBA cuyo sedimento es abundante grumoso y blanquecino, características que hacen sospechar una proteinosis alveolar , circunstancia en la cual es mandatorio, además de las coloraciones de rutina, solicitar una coloración de PAS con diastasa, la cual nos puede mostrar cuerpos eosinofílicos en medio de un material proteináceo, característico de esta entidad.
Figura No. 1 LBA de paciente con Proteinosis Alveolar
Un sedimento como el que…