Check Point Research, la división de Inteligencia de Amenazas
La privacidad se considera generalmente un derecho fundamental, y los ciudadanos suelen tener altas expectativas con respecto a la protección de su información personal. Los ciudadanos protestan cuando temen que los gobiernos están aumentando su participación en su vida personal. Sin embargo, no consideran la cantidad de datos personales y confidenciales que comparten con cualquier aplicación que instalen en su teléfono inteligente o con los dispositivos inteligentes en sus hogares.
Las grandes empresas tecnológicas y los proveedores de dispositivos personales, como dispositivos portátiles, teléfonos inteligentes y asistentes de voz, recopilan detalles íntimos sobre sus usuarios, a menudo mucho más que cualquier proveedor de atención médica u organismo gubernamental. Estos dispositivos capturan datos sobre la salud física (como la frecuencia cardíaca, los patrones de sueño y la actividad física), el bienestar mental (a través del análisis del habla, las expresiones faciales y la actividad en línea) y las preferencias personales, incluido lo que buscamos, compramos o escuchamos. Los asistentes de voz aprenden continuamente de las interacciones de los usuarios y crean perfiles que pueden incluir detalles sobre rutinas, relaciones e incluso estados de ánimo inferidos a partir del tono de voz y el lenguaje.
Estos datos van más allá de lo que cualquier médico podría saber, y compilan una “huella digital” de la salud y el comportamiento personal. Las plataformas en línea utilizan algoritmos sofisticados para comprender los intereses y comportamientos de los seguidores mejor que muchos amigos o familiares, y trazan un mapa de todo, desde los hábitos de compra hasta las opiniones políticas.
Estas empresas aumentan la profundidad de tal información al agregar datos de dispositivos, aplicaciones y entornos digitales. Los conocimientos obtenidos no solo se utilizan para brindar servicios, también en publicidad, y se comparten con terceros como entidades gubernamentales, muchas veces sin conocimiento explícito de los usuarios.
Las aplicaciones deben solicitar consentimiento y permisos para los sensores de su dispositivo, y generalmente los usuarios lo dan fácilmente. Estos datos tienen un inmenso valor para mejorar los productos y personalizar los servicios, pero plantean importantes preocupaciones sobre la privacidad porque funcionan sin supervisión, lo que permite a las empresas una visión sin precedentes de los detalles íntimos de millones de vidas.
En 2018, nos enteramos del escándalo de Facebook y Cambridge Analytica, en el cual una empresa de consultoría recopiló datos personales de millones de…