El movimiento influencer está a la orden del día. ¿Quién no ha ido a comprar un conjunto que le ha visto a Dulceida o a María Pombo? ¿O se ha inspirado en el maquillaje que Rosalía usó en su concierto? El poder de las imágenes está más presente que nunca, pero tal vez esto no sea una novedad.
Desde siglos atrás la imagen femenina ha sido construida en función a un ideal impuesto por la sociedad, que elige a unas mujeres concretas para difundirlo a través de su ejemplo.
El poder de las imágenes
Las sociedades han necesitado desde tiempos inmemoriales la imagen como soporte visual para comprender y construir el mundo. Esto se encuentra especialmente relacionado con las mujeres, pues los poderes patriarcales han utilizado durante siglos la imagen para legitimar y difundir los diferentes ideales de mujer que se establecían en cada momento.
Los personajes femeninos relevantes para la sociedad –como la Virgen María, Venus o Isabel I de Inglaterra– eran usados para ilustrar a las mujeres sobre cómo debían comportarse, vestir o gesticular. Tenían un gran poder sobre otras mujeres, ya que se trataba de personas muy conocidas e influyentes. Y aquí está la clave.
El término influencer es usado en la actualidad para referirse a personas, en su mayoría mujeres, que, gracias al desarrollo de las tecnologías y las redes sociales, son capaces de llegar al gran público y predisponerle a hacer algo.
Estas mujeres no se diferencian mucho de los personajes femeninos anteriormente nombrados. La sociedad actual continúa necesitando del apoyo de la imagen para experimentar el mundo. Las influencers llevan a cabo la misma tarea que Eva o Pandora: son legitimadoras y difusoras de los ideales femeninos que la sociedad establece como correctos.
Influencers de otra época: María, Venus y compañía
El poder religioso y político del Renacimiento estableció un nuevo ideal de mujer para intentar acabar con la cierta libertad que las mujeres habían conseguido a finales de la Edad Media. Necesitaban que las mujeres formaran y cuidaran a las familias que se convertirían en el motor del nuevo Estado moderno. Su rol se debía basar en ser una buena madre y perfecta esposa, que cuida del hogar y no abandona el ámbito privado de la vida.
Para ello, supieron usar el tirón que las imágenes tenían sobre la sociedad de la época y la influencia que estos sagrados o mitológicos personajes ejercían sobre las mujeres. Consiguieron que la Virgen María, Santa Ana o María Magdalena representaran diferentes modelos de comportamiento femenino: la perfección como esposa, la madre cuidadora o el arrepentimiento tras el pecado.
Por ejemplo, si María había dado de mamar a su hijo, ¿cómo no lo iban a hacer las madres mundanas? Para que las mujeres fueran conscientes de ello, durante el siglo XVI aumenta el uso de la iconografía de la Virgen de la Leche, donde se ve a María llevar a cabo esta tarea de una forma tan…