Fuera de las Tablas de la Ley o el
Autónomo (auto-yo / nomos-ley), significa darse una ley a sí mismo, en resumidas cuentas, no depender de nadie. La idea fundamental era que estos organismos no estuvieran subordinados a otro poder. Muchos de ellos aparecieron por los años noventa, como una especie de legitimación, en el caso de México, del poder hegemónico que representaba el partido que desde 1929 gobernaba el país. Se requería lavarse la cara y, por supuesto, también por los requerimientos internacionales a los que nuestro país se ha suscrito −sin pensarla dos veces− y que solicitan apego a las formas democráticas.
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Por esos tiempos, la peregrina idea de ser un país de primer mundo estaba más vigente que nunca. En 1994 comenzaba Transparencia Internacional (Índice que mide en el mundo los niveles de corrupción de los países que lo conforman) y México se sumó en 1995; en ese momento 41 países lo conformaban, México se encontraba en el lugar 32 y gobernaba Carlos Salinas. Saque sus conclusiones.
Por tanto, el contexto y la coyuntura –no la voluntad y determinación del presidente en turno– fueron el campo fértil para la aparición de organismos u órganos autónomos como el Banco de México (Banxico), el Instituto Nacional Electoral (INE), la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi); la Comisión de Competencia Económica (Cofece), el Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), la Fiscalía General de la República (FGR) y el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), entre otros. Todos con ellos con atribuciones propias y, como su nombre lo indica, sin estar subordinados a otros poderes, cualquiera que sea.
Por supuesto, el momento requería de la aparición de esos organismos. Muchos de ellos mutaron como debieron de haberlo hecho y, según la teoría de Darwin, otros no se adaptaron al medio o simplemente se ajustaron a otros microsistemas, los de la corrupción. Está claro, en mucho, son los altos índices de corrupción por los que estas iniciativas se concretizan.
Lo cierto es que nada está escrito en piedra. Un elemento que podría solucionarnos mucho de lo que aquí se comenta, es saber, por ejemplo, las veces en que usted utilizó como ciudadano cualquiera de los órganos autónomos mencionados, le pongo un ejemplo: ¿cuántas veces utilizó el INAI o el ICAI? O, en el…