El pasado 26 de noviembre aconteció el Día del Garífuna en Guatemala, luego de 28 años de celebración. De acuerdo con el Decreto 83-96 que oficializa la conmemoración, este día pretende reafirmar la identidad de las comunidades
Históricamente, la comunidad garífuna, se ha extendido en Centroamérica por Guatemala —en Izabal, Escuintla y Retalhuleu— en Belice, Honduras, Nicaragua y parte de Costa Rica. De acuerdo con Juan Carlos Sánchez, intelectual y promotor cultural garífuna, buena parte de la historia se encuentra registrada en libros de historiadores o antropólogos.
No obstante, estas formas de publicación no siempre contienen una lectura propia de los comunitarios: “Sabemos que las tesis muchas veces se hacen de una manera de ganar la atención de un público y no de una comunidad”, explica Sánchez.
Durante los últimos casi 25 años la comunidad garífuna ha logrado ver nuevos registros en variedad de formatos. En la década de 1990, la editorial beliceña La Hamaca empezó a publicar nuevas publicaciones sobre la cultura, mientras que en los 2000 se registró la primera traducción de la Biblia al idioma garífuna.
Con la llegada del siglo XXI también emergieron nuevas propuestas literarias, entre ellas las del artista y poeta garífuna Wingston González, quien ha publicado cerca de 15 libros, y quien además cofundó Ediciones Waníchugu.
Antes de empezar su camino en las letras, González no reconocía a profundidad el valor de lo que hoy significa enunciarse como escritor garífuna: “Al principio empecé a publicar sin esta consciencia de la identidad. Luego me di cuenta que tenía recursos frescos y una epistemología propia. Para mí, hablar de lo garífuna no es una estrategia literaria, es un proceso de reencuentro con mis propias raíces”, explica.
González también señala que mucha de su influencia fue dada por las pláticas de su mamá y su abuela, que, así como muchas otras mujeres garífunas, han construido una importante base para los registros identitarios de la comunidad. “La creación del discurso literario está a cargo de ellas. En lo personal, mi primera escuela de historias fue con mi mamá y mi abuela que se levantaban a las cuatro o cinco de la mañana a contarse los sueños”, explica el artista y autor.
Elvira Álvarez de Ciego, Sofía Blanco, o Nora Murillo Estrada, son algunas de las mujeres que González reconoce cruciales en la transmisión de la vida garífuna. Álvarez de Ciego y Blanco son gayusas —mujeres que transmiten historias mediante el canto—, mientras que Murillo Estrada se ha posicionado desde la poesía y la literatura.
Según apunta Juan Carlos Sánchez, toda idea garífuna que hoy es publicada ha transitado por un proceso de memoria oral, por lo que es importante pensar su resistencia. Por otro…