- Pilar Blasco es licenciada en Lengua española y ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
La semana pasada traté de analizar en lo posible el origen de la situación en que nos encontramos, social y políticamente en España. Los simpatizantes del gobierno y los cómodos -vienen a ser los mismos- con los acontecimientos que me propongo describir y valorar, no estarán de acuerdo conmigo. Recordemos que esta es una tribuna de opinión, libre y personal. La opinión es la conclusión al aporte de datos contrastados y publicados, acompañados de argumentos empíricos, de autoridad, de sentido común, y alguno más. A partir de ahí voy con el siguiente capítulo de esta serie negra que es la política y el devenir de la sociedad española en los últimos años. En mi caso partiendo de la irrupción de Podemos en el 15 M de 2011; Advirtiendo que esa fecha solo fue la consecuencia y continuación de la política de Rodríguez Zapatero iniciada en 2004, cuando aquel personaje, presidente del gobierno por la gracia de un atentado terrorista de enormes dimensiones, el espantoso trágico 11M, inició o prosiguió, ya no está muy claro, la demolición del Estado y la Nación española por dentro y por medios “legales”, legítimos o no.
Son 20 años por tanto del proceso en cuestión. Un plan premeditado, seguido y ejecutado palmo a palmo, sin mirar atrás, sin piedad y sin complejos, por el Partido Socialista, hoy llamado sanchista, para disimular con remilgos impostados, por los que dicen no estar de acuerdo y tratan de guardar la ropa de los votos autonómicos y municipales con gestos de desacuerdo a la par que de sumisión en la realidad y en la disciplina parlamentaria. No citaré nombres porque son bastante aireados en la prensa, la que quiere aparentar neutralidad replicando el “inconformismo” de los Page y Lambán de turno. Esas demostraciones de humo y pólvora en salvas que de vez en cuando y con ocasión de las fechorías legales del gobierno de Podemos, Bildu y demás socios, expelen los llamados “disidentes” socialistas dentro y bien dentro de su partido y con las cuales piensan mantener los votos de sus fieles. Aquí incluyo a los viejos próceres, los históricos que, de tarde en tarde, ante los clamorosos escándalos, se dejan caer con declaraciones tímidamente reaccionarias, generalmente ambiguas, interpretables y poco comprometidas, para a continuación confesar que en las elecciones le votan al PSOE. Por fidelidad dicen, por cariño y costumbre. Qué tiernos. Y muchos se lo compran.
El lema Sí se puede o Sí, se puede, no es más que la trasmisión en boca de la extrema izquierda de lo que es la verdadera política socialista y su proyecto verdadero. Que las proclamas del 15M y las leyes de Sumar, Podemos y demás socios son la cara visible de lo que quiere Pedro Sánchez y el PSOE para España. En virtud de las cuales se puede demoler el…