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Fuerte malestar con el procurador Rodolfo Barra por un dictamen en contra del Gobierno

El procurador del Tesoro, Rodolfo
El procurador del Tesoro, Rodolfo Barra (Franco Fafasuli)

El Ministerio de Justicia comenzó el 2025 de manera convulsionada. A la intempestiva

de la Unidad de Información Financiera (UIF) por una criticada gestión y gastos personales que no iban en línea con la política oficial, ahora se abrió otro frente con la Procuración del Tesoro, a cargo del jurista de larga trayectoria Rodolfo Barra.

En parte similar a lo que ocurrió con Yacobucci en la UIF, en el Gobierno detectaron que el ex juez de la Corte Suprema durante el menemismo emitió un dictamen que no defendió los intereses del Estado en algo que es fundamental para la línea libertaria: el ajuste de la administración pública.

Para entender el caso hay que remontarse a una obsesión que la Casa Rosada tuvo durante todo el 2024: los Registros del Automotor. Bajo la premisa de que eran cajas de la política y que, además, complicaban y encarecían los trámites, Milei ordenó el cierre de más de 136 agencias y su eliminación fue parte de la Ley Bases. Sin embargo, si bien se redujeron costos y hubo simplificaciones, aún no se pudo crear el Registro único, digital y remoto.

Los Registros del Automotor, desde hace décadas, trabajan asociados a un privado: la Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA). Esta entidad tenía contratados 2.500 empleados que brindaban servicios al Ministerio de Justicia y se encargaban de pagar los incentivos, un beneficio que se sumaba al sueldo de base. Gracias a estos extras, por ejemplo, un director de la cartera a cargo de Cúneo Libarona podía cobrar hasta el doble que un director de cualquier otro Ministerio.

La eliminación de los Registros del Automotor sigue siendo un proyecto que no se pudo concretar. El primer paso es digitalizar el 100% de los expedientes de vehículos en circulación en Argentina

El 31 de diciembre, el Ejecutivo dio de baja el convenio con ACARA y la mayor parte de los trabajadores fueron despedidos, mientras que algunos fueron contratados en la administración pública, no como planta permanente sino a través de un contrato, según dispone la Ley de Contrato de trabajo (LCT). El acuerdo fue respetarles el sueldo y dar de baja el incentivo, pero el salario cubriría entre el 80 y el 90% de lo que cada uno percibía cuando eran contratados por ACARA. Esto fue firmado por cada trabajador y convalidado ante el fuero laboral con un artículo que especificaba que, al aceptar las condiciones, no harían reclamos en el futuro.

Sin embargo, una agente, cuyas iniciales son A.T., hizo una presentación para pedir la impugnación de la decisión del Ministerio de Justicia de quitarle el incentivo. Al ser un juicio contra la administración pública, al iniciarse el proceso legal, el equipo de Cúneo Libarona le pidió a la Procuración del Tesoro -cuyo trabajo es ser el abogado del Estado- que se expida respecto de este caso que eventualmente llegará a la…

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