El crecimiento de las ciudades y el aumento de las actividades industriales han incrementado significativamente los niveles de contaminación en los entornos urbanos. Las grandes concentraciones de vehículos, edificios, fábricas y el pavimento extenso han llevado a la degradación del aire, el agua y los suelos. Frente a estos desafíos, los techos verdes han surgido como una solución innovadora y ecológica para mitigar los efectos de la contaminación. Estos sistemas, que incorporan plantas y vegetación en las cubiertas de los edificios, ofrecen múltiples beneficios tanto para el medio ambiente como para la calidad de vida en las ciudades. (Lee también:
¿Cómo los techos verdes contribuyen a la reducción de la contaminación urbana?
Mejora de la calidad del aire
Uno de los impactos más notables de los techos verdes es su capacidad para mejorar la calidad del aire en las ciudades. Las plantas absorben dióxido de carbono (CO2) durante la fotosíntesis y liberan oxígeno, lo que contribuye a reducir los niveles de este gas de efecto invernadero en la atmósfera. Además, las plantas actúan como filtros naturales, atrapando partículas contaminantes en el aire, como polvo, hollín y sustancias químicas que provienen de las emisiones de vehículos y fábricas.
A través de este proceso, los techos verdes ayudan a disminuir la presencia de contaminantes atmosféricos nocivos, como el dióxido de azufre (SO2) y el monóxido de carbono (CO), que pueden causar problemas respiratorios y de salud en la población urbana. En ciudades con alta densidad de tráfico y edificios, los techos verdes se convierten en pequeños pulmones que purifican el aire y mejoran la calidad de vida de los habitantes.
Reducción del efecto isla de calor urbana
El fenómeno de la isla de calor urbana se refiere al aumento de la temperatura en las áreas urbanizadas en comparación con las zonas rurales o naturales circundantes. Esto ocurre debido a la abundancia de superficies impermeables como asfalto, concreto y techos convencionales, que absorben y retienen el calor durante el día, liberándolo lentamente durante la noche.
Este aumento de la temperatura no solo afecta el confort térmico de los ciudadanos, sino que también incrementa la demanda de energía para la refrigeración de edificios y contribuye al cambio climático.
Los techos verdes juegan un papel crucial en la reducción del efecto isla de calor, ya que las plantas y el sustrato que cubren las azoteas absorben menos calor y liberan humedad al ambiente a través de la evapotranspiración.
Este proceso enfría el aire circundante, lo que contribuye a reducir las temperaturas en las ciudades, especialmente en los meses de verano. Al disminuir la necesidad de aire acondicionado y refrigeración, también se reduce el consumo de energía y, por ende, las emisiones de gases contaminantes.