La tragedia en alta mar que dio inicio a una hazaña épica
El 23 de noviembre de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, el SS Ben Lomond, un buque mercante británico, navegaba por las aguas del Atlántico Sur cuando fue atacado por el submarino alemán U-172. Dos torpedos impactaron el navío, hundiéndolo en apenas dos minutos. De los 54 tripulantes a bordo, solo uno sobrevivió: Poon Lim, un joven marinero chino de 25 años que estaba destinado a protagonizar una de las historias más increíbles de supervivencia en alta mar.
Lim, quien no era un gran nadador, logró salvarse gracias a un chaleco salvavidas y su instinto de supervivencia. Tras dos horas flotando entre los restos del naufragio, divisó una pequeña balsa cuadrada de madera y nadó hacia ella. Lo que no sabía en ese momento era que esa balsa se convertiría en su hogar durante los siguientes 133 días.
Una lucha constante contra los elementos
La balsa tenía provisiones básicas: galletas duras, agua potable, chocolate, azúcar y algunos utensilios como una linterna y bengalas. Sin embargo, estos suministros solo le durarían unas semanas. A medida que los recursos se agotaban, Poon Lim tuvo que recurrir a su ingenio para sobrevivir. Fabricó anzuelos con clavos de la balsa y utilizó cuerda de cáñamo para pescar. También atrapó aves marinas y recolectó agua de lluvia usando la lona de su chaleco salvavidas.
Pero las dificultades no tardaron en llegar. Una tormenta destruyó parte de sus reservas de comida y agua. En un acto desesperado, Poon Lim logró atrapar un tiburón utilizando un anzuelo improvisado. Aunque el animal se resistió ferozmente, Lim lo golpeó hasta matarlo con un recipiente metálico. Bebió la sangre del hígado del tiburón para hidratarse y usó su carne como alimento durante varios días.
La soledad y el rechazo: enemigos invisibles
Durante su odisea, varios barcos y aviones pasaron cerca de su balsa, pero ninguno lo rescató. Según Poon Lim, algunos lo ignoraron deliberadamente al asumir que era japonés debido a su origen asiático. Esta indiferencia no hizo más que aumentar su determinación por sobrevivir.
Para mantener la esperanza y no perder la noción del tiempo, comenzó contando los días haciendo nudos en una cuerda. Sin embargo, con el paso del tiempo desistió y empezó a medir el tiempo observando las fases lunares.
El rescate: un final digno de una leyenda
El 5 de abril de 1943, después de haber recorrido más de 750 millas náuticas (unos 1.200 km), tres pescadores brasileños encontraron a Poon Lim cerca de la costa del estado de Pará, en Brasil. Aunque había perdido casi 10 kilos durante su travesía, aún podía caminar por sí mismo al llegar a tierra firme. Fue trasladado a un hospital en Belém donde permaneció varias semanas recuperándose antes de regresar al Reino Unido.
Reconocimientos y legado
La historia de Poon Lim no pasó desapercibida. El rey Jorge VI le otorgó la Medalla del…