El peso colombiano navega un periodo incierto, enfrentando una confluencia de factores complejos tanto a nivel global como doméstico. Esta coyuntura exige precaución ante la divisa colombiana en espera de que se clarifiquen los factores que influyen e influirán en su volatilidad y perspectivas a corto y mediano plazo.
A nivel internacional, la inminente investidura de un nuevo presidente en Estados Unidos genera cautela no solo en el peso colombiano, sino en los mercados a modo generalizado. Las políticas comerciales propuestas han sembrado incertidumbre, con la posibilidad de un aumento en la volatilidad que impactaría negativamente a divisas emergentes como el peso colombiano. Este factor, sumado a la venidera reunión de la Fed, mantiene a los inversores en vilo.
Si bien no se anticipan recortes adicionales en las tasas de interés hasta la segunda mitad de 2025, el mercado estará atento a cualquier señal que indique un cambio en la postura de la política monetaria estadounidense, influenciada por los recientes datos económicos. Es crucial recordar la dicotomía presentada por los datos económicos recientes de EE. UU.
A pesar de que la semana pasada presenciamos datos robustos, como las vacantes laborales y los datos NFP, que apuntaban a una economía resiliente, esta semana hemos visto una moderación en la temática desinflacionaria, lo que complica la lectura para los mercados.
Esta divergencia entre datos sólidos y señales de moderación inflacionaria genera un ambiente de incertidumbre que impacta directamente en el sentimiento del mercado y, por ende, en el comportamiento del peso colombiano.
En el frente interno, los datos económicos colombianos presentan una imagen mixta. Las ventas minoristas de noviembre registraron un crecimiento interanual del 10.4%, impulsadas por un fuerte dinamismo en los sectores de automóviles y tecnología, lo que sugiere una mayor confianza del consumidor en ciertos segmentos. Sin embargo, persisten importantes desafíos.
La caída significativa en el empleo temporal y la debilidad continua en las ventas de categorías básicas como la ropa revelan las dificultades económicas que enfrenta una parte importante de la población. Este contraste entre el dinamismo en algunos sectores y la fragilidad en otros genera una tensión que se refleja en la moneda.
A esto se suma la contracción del 2.1% en la producción industrial durante noviembre, afectada por la disminución en la producción de vehículos y productos farmacéuticos. El retroceso del 0.8% en el sector manufacturero, incumpliendo las expectativas del mercado, añade presión al frente industrial y a las perspectivas de inversión. Este debilitamiento en la actividad productiva interna es un factor clave que influye en la percepción de riesgo sobre el peso.
De cara al futuro, la trayectoria del peso colombiano dependerá en gran…