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A lomo de mula (II)

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Que Gustavo Rojas Pinilla rotulara de “guerrilleros intelectuales” a Eduardo Santos y Alberto Lleras, no era buena señal. Y, en efecto, no lo fue. “…se hicieron regulares las quejas de los campesinos, que al regresar a sus tierras las encontraban ocupadas o vendidas”. La guerrilla tenía claro un proyecto: “reforma agraria auténtica: que cambie de raíz la estructura social del campo, entregando en forma gratuita la tierra a los campesinos que la trabajen o quieran trabajarla…” Rojas Pinilla no tenía una política de tierras, que era la verdadera causa y razón del conflicto… Y nuevamente comenzó la guerra, con un nuevo actor en las filas de las Farc: Luis Morantes, que luego conoceremos como Jacobo Arenas.

 

Entre tanto, Alberto Lleras Camargo y Laureano Gómez firmaban el Pacto de Benidorm en España, base del Frente Nacional, en 1956. Los mismos que pusieron a Rojas Pinilla en el poder, promovieron su salida ante su intención de perpetuarse. En 1958 entra en vigencia el susodicho F. N., que dura hasta 1974; tiempo durante el cual los viejos enemigos (liberales y conservadores) se alternaban la presidencia. Cerrando de paso el ejercicio político a otras organizaciones.

 

Ante la desesperanza de no lograr nada por medios legales, porque no hay voluntad política de los alternados en el poder (Lleras Camargo y luego Guillermo León Valencia), Jacobo Arenas, el ideólogo, “instaló, entre el 25 de abril y el 5 de mayo de 1966, la Segunda Conferencia del Bloque Sur que creó las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), con secretariado, estado mayor, reglamento y estructura jerárquica”. Su voluntad de lucha había sido probada en la Operación Marquetalia ejecutada por el ejército el 18 de mayo de 1964.

 

Desde La Habana, el guerrillero Jaime Guaraca le da a Alfredo Molano su versión sobre lo que fue esa Operación: “El 25 de julio de 1961, Álvaro Gómez Hurtado habló de ‘repúblicas independientes’… En marzo del 62 comenzaron los operativos… La resistencia se hizo con 48 varones y cuatro mujeres. Guillermo León Valencia, el presidente, había dado la orden de comenzar la Operación Marquetalia con 16.000 hombres del ejército. Nosotros éramos 52 y solo 25 con armas buenas”.

 

«La paz prometida por el Frente Nacional fue corta –dice en La Habana Miguel Pascuas–, Lleras Camargo dijo que había que acabar con los comunistas». Entre tanto, Manuel Marulanda, «Tirofijo», el comandante guerrillero tantas veces dado por muerto, emboscó en marzo de 1967 a una patrulla del ejército cerca de Algeciras. Fue el primer gran combate de las Farc después de su fundación. El resultado para el ejército fue catastrófico.

 

Hoy, a pesar de lo firmado en La Habana y en el Teatro Colón, el conflicto sigue vivo y con una perversa mutación en negocios de narcotráfico. Alfredo Molano hace el balance de la desesperanza: “La imagen de 200 soldados encaramados en una loma,…

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