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Artritis reumatoide: descubriendo el lado oscuro del colesterol bueno

, Universidad de Oviedo y Javier Rodríguez-Carrio, Universidad de Oviedo

Es muy frecuente asociar la artritis reumatoide con una enfermedad de personas mayores, deformidad y dolor en las articulaciones. Consecuencia del envejecimiento. Minoritaria. Irremediable. Sin embargo, suele ignorarse su carácter autoinmune e inflamatorio, además de sus efectos sobre el organismo, entre los que destaca un riesgo cardiovascular elevado.

Detrás de este mayor riesgo se encuentran la inflamación y un protagonista inesperado: el HDL, también conocido como “colesterol bueno”.

Ni exclusiva del envejecimiento ni minoritaria

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria crónica que afecta principalmente a las articulaciones, pero también tiene otras complicaciones. Aunque es más frecuente en mujeres y suele iniciarse entre los 40 y los 60 años, afecta a ambos sexos y puede aparecer a cualquier edad.

En España, por ejemplo, afecta a 1 de cada 200 adultos, siendo la enfermedad reumática más frecuente. Ni exclusiva del envejecimiento ni minoritaria.

Sus causas no están claras, pero se sabe que hay una interacción entre la genética, el ambiente y nuestras defensas.

En situaciones normales, el sistema inmunitario se encarga de defendernos de los microorganismos, identificándolos como intrusos y destruyéndolos. Es lo que conocemos como inmunidad. Sin embargo, algunos factores, como el tabaco o la obesidad, pueden producir cambios en nuestras articulaciones que hacen que esas defensas las identifiquen como entes extraños e inicien un ataque. Hablamos entonces de autoinmunidad.

Este ataque comienza con un tipo de células (linfocitos) que, mediante una suerte de teléfono celular (citocinas), llaman y activan a otros componentes del sistema inmunitario para atacar al cartílago y al hueso, produciendo las lesiones de la artritis.

No sólo articulaciones: la artritis y las placas de colesterol

Aunque las lesiones en las articulaciones se manifiestan como el síntoma más visible, las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en estos pacientes. De hecho, padecer artritis duplica el riesgo cardiovascular. Es decir, ¡como en la diabetes!

Sin embargo, los estudios nos dicen que las personas con artritis no tienen sustancialmente más factores de riesgo para desarrollar dolencias cardiovasculares como la hipertensión, el tabaquismo, la obesidad o el colesterol elevado, si las comparamos con el resto de la población. Entonces, ¿a qué se debe esa llamativa propensión?

Articulaciones y arterias están más cerca de lo que parece, y las lesiones de la artritis pueden contribuir a la formación de placas de colesterol. Esto es debido a que la inflamación y las citocinas también afectan a los niveles de ese lípido.

La paradoja lipídica: ¿es realmente el LDL el malo de la película?

Hace un par de décadas, los estudios del colesterol en artritis aportaron unos resultados…

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