La Dimayor ha anunciado sanciones severas para el director técnico Rafael Dudamel y el centrocampista Fabián Sambueza, ambos del Atlético Bucaramanga, a raíz de las duras críticas emitidas tras el polémico partido contra Boyacá Chicó, el cual dejó a los ‘leopardos’ fuera de los cuadrangulares.
Fabián Sambueza, jugador argentino, fue suspendido por cinco fechas y multado con 17 salarios mínimos mensuales vigentes debido a una publicación en su cuenta de Instagram, donde calificó el arbitraje como un “robo”. En su mensaje, Sambueza expresó su indignación con contundencia: “Un árbitro se puede equivocar porque es un ser humano, pero los burros del VAR no. Nadie los presiona y están sentados mirando las pantallas. No sé qué es peor, si estos brutos o los que enseñaron a manejarlo y a interpretarlo. Hoy nos eliminó la parte oscura del fútbol, la que nadie investiga”. Estas declaraciones reflejan la frustración que sintió el jugador y el equipo tras lo que consideraron una serie de decisiones injustas en el terreno de juego.
Por su parte, la sanción impuesta al director técnico Rafael Dudamel fue aún más drástica. La Dimayor lo suspendió por un mes y 15 días, prohibiéndole ejercer cualquier actividad deportiva o administrativa relacionada con el fútbol, además de imponerle una multa de 25 salarios mínimos mensuales. Dudamel, conocido por su carácter firme y su experiencia en el fútbol colombiano, expresó su desencanto en la rueda de prensa posterior al encuentro. Con evidente desazón, declaró: “Siento pena porque formo parte del fútbol colombiano y tengo conocimiento del esfuerzo de los clubes colombianos para poder sostener planteles, dignificar el FPC, que hoy se haya ido de las manos por esta vergonzosa dirección arbitral. Ha hecho desastres, una vergüenza. Nos vamos con las manos vacías”.
Estas sanciones han generado un amplio debate en el ámbito futbolístico sobre la libertad de expresión de los jugadores y técnicos y la imparcialidad de las autoridades deportivas. Muchos aficionados y analistas han cuestionado si estas medidas son un intento de proteger la imagen del arbitraje o si son una respuesta desproporcionada ante críticas legítimas. Mientras tanto, el Atlético Bucaramanga deberá afrontar la ausencia de uno de sus jugadores clave y su director técnico, lo que supone un reto adicional en la planificación de sus próximos encuentros y objetivos deportivos.