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¡Es el narco, estúpido!

/ Columnas /

La mayoría de las personas que entran ilegalmente a los Estados Unidos van a trabajar, no a delinquir.

El lunes próximo Donald Trump asumirá por segunda ocasión, aunque no consecutiva, la Presidencia de los Estados Unidos, lo cual supone una serie de retos y escenarios para nuestro gobierno y para nosotros como País.

El tema que a todos ocupa es el de la migración, tras una serie de declaraciones del magnate en el sentido que apenas llegue firmará sendas órdenes ejecutivas que desatarán un operativo para la deportación masiva de mexicanos que finalmente estarán entrando a nuestro territorio casi inmediatamente después de que el señor tome posesión del cargo.

Incluso podemos dar por hecho que no sólo serán mexicanos sino personas originarias de cualquier parte del mundo que aún en contra de nuestra voluntad, tendremos que recibir.

Pero no, no parece que sea para tanto. Tenemos que apenas unas horas antes de la llegada de Trump, el propuesto secretario de Estado, Marco Rubio, estadounidense de origen cubano, manda un mensaje al Gobierno mexicano expresando un ánimo de colaboración para que juntos, México y Estados Unidos, puedan combatir a los cárteles del narcotráfico.

El tema es el narco, el fentanilo, el cártel de Sinaloa, el cártel Jalisco Nueva Generación, los laboratorios que según nuestro gobierno no existen (pero sí existen) donde se cocina esta droga, el ingreso indiscriminado de armas fabricadas en Estados Unidos que entran a territorio mexicano y van directamente a manos de los sicarios y narcotraficantes mexicanos, que luego usan para matar, someter a comunidades enteras sin que nadie se anime a hacer nada…pero nada!!

Es el problema de salud que de aquel lado de la frontera significa la adicción a esta droga que se convierte en trágicas historias de vida que luego son documentadas en los canales de televisión norteamericanos, que nos presentan como víctimas a quienes por decisión propia cayeron en las garras de fentanilo

Es el narco!!!

No son los migrantes que apenas han podido completar la cuota que el narco les cobra para cruzar la frontera.

Es que detrás de todo están los grupos criminales que controlan hasta el precio de los aguacates que se van a comer los gringos el domingo del Súper Bowl.

¿Con un demonio, que acaso que no les queda claro el origen del problema?

Y de nuestro lado vemos cómo los agentes aduanales que protegen nuestra frontera Norte se convierten en celosos vigilantes de que los ciudadanos que van de compras a la Ross no traten de introducir a México mercancía que exceda las franquicias que fija el Servicio de Administración Tributaria.

Nuestra gloriosa Guardia Nacional revisa hasta los calzones de las familias mexicanas que van de compras.

Pero resulta que ni autoridades mexicanas y mucho menos las norteamericanas se toman la molestia de detener las miles de armas que mañana, tarde y noche entra a México y que son…

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